El CATVI ubicado en la zona arqueológica de Dzibilchaltún, en Yucatán, es uno de los 15 centros distribuidos en sitios clave de cinco estados del país. En colaboración con Lavallepeniche, Quesnel Arquitectos desarrolla un espacio que conecta la experiencia arqueológica con un enfoque sustentable y accesible para todas las personas.
El diseño del edificio parte de una concepción simbólica y geométrica que establece vínculos con la cosmovisión maya. La cubierta en forma de cruz con un gran círculo central remite a la simetría sagrada y a la conexión entre el mundo terrenal y el plano espiritual, principios fundamentales en la arquitectura mesoamericana. Esta forma, junto con los volúmenes escalonados del conjunto, recuerda las pirámides y observatorios mayas, reinterpretados aquí en un lenguaje arquitectónico contemporáneo.
La organización espacial del CATVI toma como referencia la planificación de las antiguas ciudades mayas: plazas abiertas, patios internos y ejes visuales que integran naturaleza y arquitectura. La distribución de jardines y áreas libres alrededor del edificio promueve un diálogo continuo con el entorno, enfatizando la importancia de la relación entre espacio habitable y paisaje natural.
La composición arquitectónica se basa en principios como proporción, ritmo, profundidad y umbral, elementos presentes en la arquitectura prehispánica. El juego entre vanos y macizos, luz y sombra, establece una lógica geométrica que guía el recorrido del visitante y permite experimentar la arquitectura como un tránsito entre lo físico y lo simbólico.
Materiales de tonalidades terrosas y texturas rugosas evocan la riqueza táctil de las construcciones mayas, mientras que el uso de líneas limpias y volúmenes sobrios aporta una lectura contemporánea. La integración de áreas funcionales, como los estacionamientos laterales, responde a las necesidades actuales sin romper la armonía del conjunto.
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