La propuesta consiste en una vivienda unifamiliar rodeada por vegetación. El proyecto está emplazado al norte de la ciudad de Mérida, en un contexto en desarrollo cuya activación territorial está siendo detonada por residencias unifamiliares, departamentos multifamiliares y locales comerciales. La superficie total del lote fue fraccionada en dos, destinando una sección para la casa y la otra para un proyecto futuro de la familia. Ambas propuestas se vincularán por una terraza al sur del terreno.

Las actividades domésticas requeridas por los usuarios fueron configuradas de acuerdo con la relación entre ellas y el grado de privacidad que cada una precisa, así como por las características climáticas del sitio. El programa se organiza en tres volúmenes dirigidos al norte para permitir que la ventilación natural cruzada regule la temperatura interior. Las aperturas fueron definidas por la trayectoria solar con la intención de proporcionar a los espacios interiores con iluminación natural indirecta.

Los volúmenes responden a las actividades desarrolladas en ellos y se relacionan con los jardines. El cuerpo central alberga las actividades colectivas y articula todos los espacios entre sí a través de una doble altura que acota dos terrazas exteriores, una en la planta baja y otra en la planta alta. El volumen central genera una apertura hacia el jardín posterior en planta baja y permite conexiones físicas y visuales entre los espacios públicos interiores y el exterior.

Las actividades privadas son llevadas a cabo en los elementos sólidos con aperturas específicas para regular las visuales y su interacción con las diferentes zonas de la casa. Una secuencia de patios en planta baja vincula los espacios privados con el exterior vegetal. Los materiales son una narrativa sobre las actividades realizadas en el interior. Las superficies pétreas envuelven los espacios que requieren privacidad y el vidrio permite conexiones visuales entre los volúmenes y su contexto.