Cuentan los antiguos mayas que desde el origen del mundo, habita en grutas y cenotes la serpiente Tsukán: guardiana del ciclo sagrado del agua. Un personaje tan venerado, que hasta tiene su propia constelación.
La esencia de esta creencia a dado origen a Tsukán, un Santuario de Vida
Tsukán es ante todo, un proyecto para enmarcar y enaltecer la belleza natural del lugar; como la serpiente, recorre el terreno y deja que los árboles y la geografía misma, sean los guías que trazan la ruta para los senderos.
A pesar de ser una obra actual, lo nuevo se funde con lo viejo, mimetizándose a través del uso de materiales naturales de la región, como el ‘kankab’ o tierra roja maya.
Masterplan en colaboración con
@munoz.arquitectos
Una terrible sequía asotó a Yucatán. El pueblo maya imploró a Cháak, dios de la lluvia, que devolviera a los cenotes el tan preciado recurso.
Luego de una gran batalla, Chaac sometió a la serpiente Tsukán, y a cambio, ésta juro ser la eterna protectora de los cenotes, la puerta de entrada al inframundo, el Xibalba.
Al centro y tan lleno de misticismo, encontramos el cenote que da sentido a todo el proyecto. Se respetó su acceso natural, generado por el desgaste de las lluvias y el flujo natural del agua; labrándose en la piedra, una escalinata enmarcada con árboles y plantas endémicas.
Para ingresar al cenote primero entramos a un portal de piedra, que funciona como vestíbulo y pausa en el recorrido, antes de encontrarte finalmente, con la majestuosidad del corazón de Tsukán.
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